Aquella mañana decidimos con Carlos salir pronto para cubrir los mas de 460 kilometros que separan Ciudad de México de Oaxaca de Juarez, habíamos buscando un hotel en el centro pero no teníamos ninguna visita concertada para visitar palenques, por lo que iba a ser un viaje por libre, dejándonos guiar solo por nuestros sentidos. .
En el mercado de Benito Juarez de Oaxaca probé los chapulines por vez primera
La gastronomía merece otro punto a parte, todo lo que probé fue bueno y muy bueno. Recuerdo incluso que nos marcamos un menú maridaje con mezcal, vinos y cerveza del cual salió la inspiración e hilo conductor para uno de los platos que crearía 3 años después en el menú maridaje de House of Mixology: «Sugestión». La visita obligada al gran mercado Benito Juarez me mantuvo durante lo que duró la experiencia literalmente como un niño en una juguetería. Este mercado es el más antiguo de la ciudad de Oaxaca y abrió sus puertas en 1893. Está organizado en una especie de cuadrícula y se venden todo tipo de bienes, desde artesanía hasta alimentos. Aquí probé por primera vez los chapulines, cuyo nombre proviene del Náhuatl, y significa “insecto que brinca como pelota de hule”
«Mezcaloteca promueve maestros mezcaleros y su proceso tradicional de producción»
El aprendizaje sobre el método de producción del mezcal fue muy apasionante e intenso a la vez, ya que en cada nueva visita y en cada nueva cata, pudimos apreciar las diferencias aprendidas en el palenque anterior, así como las similitudes en el proceso de elaboración o la diferencia de sabor entre los diferentes agaves. Tengo que reconocer que entre tanta botella de mezcal que íbamos catando, yo estaba desatado y quería comprar de todo para llevar a la escuela. El problema estaba en que no sabía donde iba a acabar el viaje ni de qué manera. Por eso me obligué a ser un poco más cauto y no comprar 10 botellas en el primer sitio que visité. Yo fui muy prudente y solo compré 6 botellas en 2 sitios que algunos alumnos del curso de barman completo de House of Mixology han podido probar.
«Santa Maria del Tule, Hierve el agua y Monte Albán 3 sitios que no podía perderme en mi viaje a Oaxaca de Juarez»
El municipio de Santa María de la Asunción, donde se encuentra el Tule, no es el único árbol notable. Hay un par de ahuehuetes más, de 29 y 28 metros de alto y más de 1500 años de antigüedad.
A unos cuantos kilómetros de la capital oaxaqueña, se sitúa Hierve el Agua, un balneario natural, que ofrece una vista inigualable del valle.
Hierve el Agua se conforma por una serie de cascadas petrificadas que miden más de 200 metros de altura las cuáles se formaron hace millones de años por escurrimiento de agua carbonatada, cuya corriente se origina en los manantiales que están en la cima de la barranca. A su vez éstos crean un espectáculo único. Son pozos de agua templada y color turquesa usados como balnearios naturales. Como podéis imaginar, con Carlos, mi compañero de emociones, nos pegamos unos baños increíbles con unas vistas insuperables.
Antes de emprender nuestro regreso a Ciudad de México decidimos visitar la zona arqueológica de Monte Albán, ubicada a escasos 8 kilometros de Oaxaca. Fue el primer complejo urbano de Mesoamérica, y tan sólo por su extensión, casi tan larga como Oaxaca y por su larga vida, iniciada cerca del año 500 a.c y concluida alrededor del 850 d.c, fue un destino obligado para visitar. Sus principales edificaciones son: La Gran Plaza, Juego de Pelota, Sistema II, Los Danzantes, Edificio «J», Edificios Centrales G.H.I., El Palacio, Plataforma Sur, Sistema 7 Venado y Tumba número 7. La Gran Plaza tiene 200 metros de largo por 200 metros de ancho, por lo que se tuvo que recortar las salientes rocosas y rellenar algunos huecos. El museo, reinaugurado en noviembre de 1994 no tiene desperdicio. Me reconozco un amante de la historia y de este tipo de arquitectura. Dentro de tanto conocimiento, aprendizaje gastronómico y de bebidas locales, visitar Monte Albán significó un enriquecimiento cultural enorme.