El curso de destilados y bar más exclusivo del mundo.

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«Un curso internacional de destilados y bar exclusivo que sólo otra persona en España ha realizado. Profesores de renombre mundial, impartido en mi lengua no materna, no conocer a nadie, exámenes teóricos y prácticos en inglés, 65 alumnos, catas desde las 9 am y jornadas de estudio de 12 horas comprimidas en sólo 5 días…esto es justo lo que estoy buscando»

A medida que avanzan los días del curso, las 12 horas diarias de formación comienzan a notarse. Pero no hay ni un segundo de relajo ya que todo lo que estoy aprendiendo es sumamente interesante.

El Bar 5 Day Program es un curso de destilados y mixología exclusivo que se celebra una vez al año en la ciudad de New York. Las instalaciones se encuentran en Pier A Harbor, al sur de Manhattan, dónde el Battery Park se encuentra con el río Hudson. Pier A abrió sus puertas en 1886 como sede de la policía portuaria de Nueva York, y además fue listado dentro del Registro Nacional de Lugares Históricos.

El curso se imparte en inglés a lo largo de 5 días consecutivos comenzando a las 9 h hasta las 21 h, excepto el viernes que acaba a las 17 h. En total participan 65 alumnos y el costo del mismo es de 3,950 dólares. Las secciones del curso se organizan por módulos para su mayor comprensión. Los cocktails, la mixologia y las bebidas espirituosas se presentan en un contexto cultural e histórico. Los test cortos fueron habituales, no sólo con el objetivo de testear el aprendizaje sino también se enseñar y preparar al alumno para el examen final. La cantidad de bebidas espirituosas que probamos fue enorme, así como la carga de información y las catas a ciegas. 

Cada día a las 7:56 am ya estaba rondando por las instalaciones del Bar 5 Day Program en Pier A al sur de Manhattan
Los fundadores y creadores del programa:

Dale Degroff (también conocido como King Cocktail) autor de los galardonados «The Craft of The Cocktail» y «The Essential Cocktail» (Random House), desarrolló sus innovadoras técnicas mientras atendía bares en establecimientos legendarios, especialmente el famoso Rainbow de Nueva York. Dale fue galardonado con el premio James Beard «Wine & Spirits Professional» en 2009, y el premio «mejor mentor de bar» en Tales of the Cocktail, 2010. Dale es el Presidente Fundador del Museo del Cóctel Americano en Nueva Orleans, que cuenta con una exposición que da vida a la colorida historia de 200 años del cóctel. Su esfuerzo más reciente es su amargo aromático «Pimento», un producto que desarrolló con el destilador de ajenjo Ted Breaux.

Doug Frost es un Master of Wine y Master Sommelier, así como autor y consultor de vinos con sede en Kansas City, Missouri. Fue la segunda persona en la historia en completar ambos exámenes de Maestría y un cuarto de siglo después sigue siendo una de las únicas 3 personas en el mundo que posee ambas distinciones notables. Ha escrito sobre vinos y licores para numerosas publicaciones, es autor de varios libros y continúa enseñando y examinando dentro de los programas Master Sommelier y Master of Wine. Ha ganado varios premios Emmy regionales por su trabajo en televisión pública sobre vinos, licores y cócteles. Wine Spectator ha otorgado el galardón de «Master of Spirits» en Frost y, según USA Today, «Frost probablemente sabe tanto como cualquier persona en el mundo sobre cómo hacer, comercializar, servir e identificar vinos».

Steven Olson ha estado ayudando a dar forma a la industria de bebidas durante más de 40 años. Comenzando en los restaurantes, se convirtió en escritor, consultor, educador y conferenciante, y es particularmente conocido por su trabajo pionero con vinos de Jerez, vino español y griego, sake, gin y destilados de agave. Ha abierto casi 50 restaurantes y bares hasta la fecha, incluida Gramercy Tavern en la ciudad de Nueva York, y fue honrado como «mejor mentor de bar» en los Premios Tales of the Cocktail Spirited Awards en 2012. Además de continuar sirviendo como socio fundador en Beverage Alcohol Resource, su nuevo cargo como Global Mezcal Advocate, también conocido como maguey geek, socio colaborador en Del Maguey Single Village Mezcal es un sueño hecho realidad.

 F. Paul Pacult, «la principal autoridad de espíritus de Estados Unidos» (Forbes.com). A través de Spirit Journal, Inc., Paul consulta a decenas de compañías de la industria de bebidas alcohólicas y opera los programas de educación comercial THE RUM AUTHORITY, THE WHISKY AUTHORITY y THE BRANDY AUTHORITY. Recientemente, fue nombrado Maestro Blender para un próximo programa de whisky estadounidense, centrado en Bardstown, KY. También es el fundador y director de jurado de Ultimate Beverage Challenge, con sede en el condado de Westchester, Nueva York. Es el único periodista en todo el mundo que al mismo tiempo es miembro vitalicio y Master of Keepers de la sociedad de whisky Quaich (Edimburgo, Escocia), miembro vitalicio del Salón de la Fama Bourbon de Kentucky y miembro vitalicio de la Compañía Francesa de Mouquetaires d’Armagnac Compañía de Mosqueteros Armañac). Actualmente está escribiendo Kindred Spirits 3: 2,400 New Spirits Reviews (2020). Una vez que termine con KS3, escribirá Buffalo, Barrels & Bourbon: The Story of How Buffalo Trace se convirtió en la destilería más premiada del mundo (John Wiley & Sons / 2021).

Andy Seymour cuenta con más de veinte años de experiencia en la industria de la hospitalidad. Se ha dedicado a una vida de producir un gran servicio y educar a otros para que hagan lo mismo. Su compañía, Liquid Productions, se dedica a comprender la cultura actual de los cócteles y a brindar excelentes bebidas y hospitalidad a una gran audiencia tras otra. Él y su equipo pueden ser acreditados con el desarrollo y la ejecución de proyectos de gran formato que van desde programas de educación y competencias de bartenders, hasta eventos de alto perfil como los Oscar, Emmys y Grammys. En 2018, Andy fue honrado como «Mejor mentor de bar» en los Premios Tales of the Cocktail Spirited Awards. Él continúa expandiendo su papel como mentor para los bartenders de todo el mundo en su misión de hacer que la escena de cócteles y destilados sea una fuente de gran diversión y entretenimiento para cualquiera que pida una bebida en un bar.

David Wondrich es una de las principales autoridades mundiales en la historia del cóctel y una de las personas que ayudó a dar forma al movimiento moderno de cócteles artesanales. El Dr. Wondrich, columnista principal de bebidas para el Daily Beast, es autor de innumerables artículos de periódicos y revistas y cinco libros, incluido el enormemente influyente Imbibe, el primer libro de cócteles en ganar un premio James Beard y Punch. Sus escritos, conferencias y tutorías le han valido un premio casi récord de seis Tales of the Cocktail Spirit Awards. En la actualidad, está inmerso en el Oxford Companion to Spirits and Cocktails, un proyecto de varios años. Como consultor, ha estado involucrado en la creación de una serie de bebidas espirituosas  que se encuentran en las barras de prácticamente todos los bares de cócteles artesanales del planeta, desde la ginebra Ransom Old Tom hasta el múltiple galardonado Plantation Stiggins’ Fancy Pineapple Rum. Es un conferenciante invitado frecuente en lugares como el Instituto Smithsonian, la Sociedad Histórica de Nueva York y excelentes bares en los cinco continentes. En 2019, ocupó el tercer lugar en la lista inaugural de Drinks International de las 100 personas más influyentes en el mundo del bar, según una encuesta de los mejores profesionales de la industria. Es residente desde hace mucho tiempo en Brooklyn, Nueva York.

La lista de partners colaboradores incluye a  conocidos e influyentes miembros de la industria como Leo DeGroff, Sean Kenyon, Julie Reiner y Charlotte Voisey.

Desde mi sitio privilegiado escuchando al gran Steve Olson hablar sobre mezcales
David es una enciclopedia andante, necesito vivir 3 vidas más para asimilar todo lo que me enseñó
Catando whiskys con Paul, una eminencia al respecto y un referente del cual aprendí muchísimo

 

La única persona conocida que había realizado el curso era Miguel Figueredo Lancha y le llamé para pedir referencias. Me comentó la estructura del curso, la carga enorme de catas que se realizaban y me dijo que había que estudiar mucho. Me alertó también sobre la importancia de generar grupos de estudio y de la gran oportunidad que representaba el curso para generar networking con otros bartenders y con los profesores. Se me da bien moverme en esos entornos y al poco de llegar ya me había integrado en un grupo. Me senté todo lo delante que pude, en primera fila, no quería perderme ningún detalle, sobre todo teniendo en cuenta que el curso era en inglés, y aunque mi nivel es bueno, había muchas palabras técnicas que desconocía. A mi lado se sentó Will y  resultó que nos habíamos conocido unos años antes en «Tales of the Cocktail» en New Orleans, casualidades de la vida. El curso en sí fue un frenesí de información con una enorme cantidad de catas y con una organización impoluta. Un grandísimo grupo de colaboradores se encargaban de acondicionar la sala entre bloque y bloque, llenando cientos de cata vinos con los destilados que debíamos catar en cada momento, y también entregando velozmente y perfectamente ejecutados, los diferentes cocktails que fuimos catando a cada momento.

Los módulos de cata tuvieron para mi un matiz especial,  no sólo por una cuestión de probarme a mí mismo mi nivel técnico en el que me encontraba por aquel entonces, sino también por tener la suerte de poder analizar sensorialmente todas esos destilados con profesionales consumados. Tener la posibilidad de mejorar el arte de la cata a través de las bebidas espirituosas que catamos, poder expresar las sensaciones y emociones que el destilado me sugería, sin miedo ni vergüenza al ridículo, delante de un panel de profesores (y catadores) con un nivel tan alto, sólo hizo que rubricara ese momento como uno de los más bonitos de mi carrera profesional

Los destilados asiáticos en estado puro, muchos de ellos completos desconocidos

Cada dólar invertido en esta formación valió la pena y volvería a realizarla sin dudar.

Conforme fueron avanzando los días comencé a interactuar más con gente con la que aun no había hablado, incluso con los profesores, recordando el consejo de Miguel. Durante el desayuno, a la hora del almuerzo y mientras hacía la fila para servirme la comida, era buen momento para presentarme y conocer a más personas. Después de comer y con un té en mano, me acercaba a las mesas donde otros grupos de asistentes al curso dialogaban entre si y simplemente me sentaba a comer con ellos y a charlar sobre las experiencias del curso. Este hecho me sirvió para conocer a muchos bartenders de diferentes ciudades de Estados Unidos, pero sobre todo de New York, contactos que me vinieron muy bien ya que al finalizar el curso me quedé un par de semanas más para realizar una ruta de coctelerías por la ciudad. Independientemente de que siempre hay más empatía con ciertas personas, el clima que se genera en general es muy bueno. Ahora bien, como siempre, depende de cada uno lo que haga para relacionarse y darse a conocer.
Al finalizar cada día, solo quedaban fuerzas para comer algo rápido y estudiar para el día siguiente. No había tiempo para irse de fiesta, ni siquiera al Dead Rabbit que estaba a 3 calles de mi hotel. La concentración y la entrega fueron absolutas y ya habría  tiempo para salir por ahí de fiesta. La obsesión por hacerlo bien era tal que antes de comenzar el curso me acerqué a una licorería y compré unas 20 miniaturas de alcohol. Con eso y algunos vasos de plástico monte una sala de cata en la habitación del hotel, lo cual me permitió practicar a cada momento libre. Al poco tiempo se sumaron Will y Marco y quedó conformado nuestra especie de grupo de estudios. Las catas había que ejecutarlas de una manera en concreto, por eso había que habituarse al procedimiento exacto.
El sábado cuando acabé mis exámenes prácticos, escritos y de cata a ciegas tuve una sensación agridulce, por un lado no quería acabar y por el otro estaba satisfecho con mi desempeño. La nota me daba igual porque había comprendido el enorme esfuerzo que me había llevado acabar con la formación. Acabé con dolor en la mano izquierda, nunca había escrito tanto ni tan rápido en un examen escrito, ni si quiera en ninguno de mis 3 años en la universidad. El resultado final y por consiguiente el haber aprobado o no, llegaría más de un mes después con una llamada telefónica de uno de los profesores. Recuerdo un numero extraño en la pantalla del teléfono y en el momento supe de que se trataba. Era Steven Olson. «Has aprobado», me dijo, «y te has quedado a solo 30 puntos de recibir matricula de honor. Has hecho un trabajo increíble en un idioma que no es el tuyo y tanto yo como el resto de los profesores estamos impresionados, ¡enhorabuena!» Decir que una sensación de emoción extramarital recorrió todo mi cuerpo es poco. Tuve un subidón acojonante porque todo el esfuerzo, el dinero invertido y los meses de preparación habían dados sus frutos.

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