«La bebida espirituosa más antigua y prestigiosa del país, el Bourbon, fue declarado en 1964, por el congreso de Estados Unidos, como la bebida nacional americana.»
En el 2016 y junto con Alejo Saade Uncal decidimos viajar al país del Bourbon para conocer en profundidad este destilado. En fechas similares a nuestro viaje se celebraba en Nueva Orleans, Tales of the Cocktail, la que para muchos es la feria de coctelería, destilados y afines mas importante del mundo. Acordamos incluir esa parada en nuestro viaje, para lo cual debíamos primero sortear en coche los casi 1200 kilómetros que separaban Louisville-Kentucky nuestro primer destino, de la multicultural Nueva Orleans.
El trazado del mapa quedó conformado de la siguiente manera: Kentucky, Tennessee y luego nos dirigiríamos al sur de Luisiana hasta llegar a Nueva Orleans.
Desde Louissiana a nuestro primer campamento base, visitamos la destilería de Woodford Reserve y Wild Turkey, todo en el mismo día. Ya de regreso al hotel, pasamos por las puertas de Four Roses, destilería a la cual no pudimos acceder porque ya habían cerrado. Aquella noche conocimos algunos bares y nos mezclamos con la gente, intentado en todo momento catar la mayor cantidad de whiskeys posibles. En el bar del hotel ya éramos clientes muy gratos.
Al día siguiente pusimos rumbo a Clermont en Kentucky para conocer Jim Beam American Stillhouse en una visita guiada, pero muy completa y enriquecedora. La siguiente parada sería Willett, también conocida como Kentucky Bourbon Distillers, fundada en 1936 por Thomson Willett. Me fascinó el contraste entre ambas destilerías. Jim Beam ( uno de los mayores productores de Bourbon del mundo) cuenta con más de 3 millones de barricas añejando en alrededor de 126 almacenes de añejamiento, mientras Willett cuenta con unos 8 almacenes que albergan mas de 40 mil barricas. Por la noche nos dejamos caer por el Bourbon Bistro donde no pudimos resistir la tentación de probar una de sus especiales: hamburguesa con bacon. No recuerdo si su carta de Bourbon con mas de 130 referencias fue una bendición o una perdición. En cualquier de los casos la atención fue espectacular y lo pasamos genial.
El 18 por la mañana desayunamos pronto ya que nos esperaban en la destilería de Buffalo Trace. Por aquel entonces Alejo trabajaba para la marca como Brand Ambassador y nos había conseguido un tour con cata privada y explicaciones técnicas con Drew Mayville, el Master Blender de Buffalo Trace. Sin duda, una de las perlas del viaje fue la cata que nos ofreció Dew en el laboratorio. De vuelta en el hotel, la primera parada antes de salir para continuar conociendo la ciudad, fue el bar que se encontraba en el lobby. Con una interesante colección de whiskeys y cervezas artesanales, era el sitio ideal para continuar probando diferentes variedades del destilado nacional americano.
El tiempo de partir a Tennessee se aproximaba pero aún nos quedaban un par de sitios por conocer. Stitzel- Weller Distillery, ubicada en Shively, área suburbana de Louisville. La destilería fue cerrada en 1972 pero desde el 2014 se transformó en una atracción turística llamada “ Bulleit Frontier Whisky Experience “ como parte del Bourbon Trail de Kentucky. La ruta del Bourbon en Kentucky es el nombre de un programa patrocinado por la Asociación de destiladores de Kentucky para promover la industria y el conocimiento del whisky bourbon en su propio estado. Es posible visitar más de 40 destilerías, incluyendo las artesanales. Una pagina web asiste e informa al visitante acerca del tour, se ofrecen mapas con toda la información e incluso un pasaporte de fantasía donde recolectar estampitas con cada destilería visitada. Me parece increíble la manera de organizar y promover el patrimonio, en este caso cultural, que tienen los americanos en contraposición con otras visitas que he realizado, donde ese patrimonio no sólo que no se ha cuidado, sino que se ha abandonado hasta convertirse en ruinas, como pude observar en la visita a la azucarera de Guadalfeo en 2016
Más del 95 % de barricas están hechas de roble blanco, y en mucho menor porcentaje la acacia, el cerezo y el castaño.
Antes de abandonar Kentucky decidimos ir a visitar al mayor productor de barricas del mundo, vendiendo su producto en mas de 23 países. Dado que la normativa del bourbon exige el uso de barricas nuevas para añejar dicho producto, y que gran parte de los destilados del mundo compra estas barricas que han sido usadas con Bourbon para añejar sus destilados (ron, tequila, scotch) sin duda, estábamos en el sitio correcto. En torno al 90% del roble que se utiliza para añejar destilados proviene de Estados Unidos. El resto proviene mayoritariamente de Francia y España. Las barricas respiran no solo a través de las juntas sino también por el poro de la madera que permite el paso del oxigeno que es absorbido por el destilado. La madera del barril absorbe una media de 2 galones (casi 8 litros). Cuando el barril se vuelve a utilizar, ese destilado atrapado en la madera se extrae para mezclarse con el nuevo destilado. Las barricas aportan color, aromas y sabor, aparte de textura. Las barricas de vino se tuestan, las barricas para bourbon se carbonizan (charred)
Seguimos nuestro viaje a Nueva Orleans pero aún nos quedaba un estado por conocer, Tennessee. Nuestro camino nos llevaría hacia Lynchburg y Tullahoma para visitar las destilerías de Jack Daniels y George Dickel respectivamente. Jack Daniels fue el primer destilado que bebí, mi primer amor, por lo que esta visita tendría un matiz diferente al resto, ya que siempre me hizo particular ilusión poder conocer su destilería en persona. Nuestros amigos de Brown Forman (propietarios de Jack Daniels) nos habían conseguido un increíble tour, charla y cata privada con el Assistant Master Distiller, Chris Fletcher. Casi 3 horas de conocimiento nos dejaron extasiados para recibir el remate final en la destilería de George Dickel, propiedad del gigante de los destilados Diageo.
Pusimos el gps con dirección a Nueva Orleans mientras alejo se preparaba para conducir (una vez más) los más de 750 kilómetros que no separaban de esta hermosa ciudad del sur de Luisiana donde nos aguardaban nuevas aventuras, amigos por conocer y cocteles por probar.
El whisky entra en la barrica claro como el agua pero sale de ella con un tono ámbar claro.
Tales of the cocktail:
Feria de destilados, reunión de profesionales de la industria de cocteles y licores y festival anual, fundada en 2003 por Ann Tuennerman, a partir del 2016 albergó entre 15,000 y 17,000 asistentes con ticket.
Cuando el viaje a Totc ( Tales of the Cocktail ) estuvo confirmado, procuré llamar a algunos amigos que ya habían asistido a dicho evento para que me explicaran como era el funcionamiento de la feria, algo diferente a las ferias que había conocido en España, Portugal y Alemania. Hay que pagar por asistir a casi todos los seminarios y esa gestión es mejor realizarla con meses de anticipación, ya que al ser una feria tan importante las plazas para dichas ponencias se acababan con rapidez. Contrastamos este hecho al meternos en la aplicación móvil oficial del evento en donde indicaban que la mayoría de ponencias estaban ya completas, increíble. En cuanto a los precios para asistir a dichas presentaciones, recuerdo que eran muy elevados. Solo me apunté a una ponencia, previo desembolso de más de 100 dólares. mientras esperaba la cola para entrar. Quería vivir la experiencia y el contenido de la charla me llamó mucho mi atención: filtración y carbón activo. Dentro de la sala, que estaba casi llena, me pareció alucinante la organización, impecable, tanto a nivel de sonido, como de proyección y despliegue de cosas para catar en cada mesa. Reconozco que valió la pena el dinero invertido. De los 5 días de feria, nosotros solo nos quedamos dos, dos días que pasamos conociendo la ciudad, encontrándonos con amigos de España y cómo no, yendo a fiestas que organizaban las marcas que colaboraban con el evento.
Una de mis pasiones al viajar consiste en probar cocktails originarios del lugar que visito y posteriormente analizar cómo dicha bebida evolucionó o no a lo largo del tiempo. Nueva Orleans es cuna de muchos cocktails icónicos y no quise perderme la oportunidad de catar todo lo posible. Recuerdo que la segunda mañana de nuestra estadía en la ciudad nos dirigimos al hotel Monteleone donde tenia lugar parte de la feria. Sin previo aviso comenzó a diluviar y ni Alejo ni yo íbamos vestidos para soportar semejante aguacero. Pensando que pararía pronto decidimos seguir caminando y luego corriendo bajo la lluvia, y al comprobar que no paraba, nos metimos empapados en el primer bar que pudimos. Con más de 200 años de historia este bar resulto ser “ Napoleón House”, y su primer ocupante, Nicholas Girod, Alcalde de Nueva Orleans de 1812 a 1815, ofreció su residencia a Napoleón durante su exilio en 1821. Napoleón nunca lo consiguió pero nosotros sí, y comenzamos a las 11 de la mañana a probar dos de los grandes clásicos históricos de la coctelería: Ramos Fizz y Sazerac. Mario Suazo, el bartender con un enorme bigote, nos atendió con una amabilidad increíble, respondiendo a nuestras preguntas gentilmente en todo momento. El trío se completó más tarde con otro gran clásico, un Vieux Carré en el “ Carousel”, bar giratorio del hotel Monteleone rodeado de grandes amigos que sería posteriormente un gran recuerdo para la historia. Un delicioso y refrescante Pimm´s Cup en la Maison Bourbon Live Jazz Club hizo que el tiempo retrocediera con cada sonido de piano y trompeta. Me despedí con un Hurricane en el que para muchos fue el sitio de su creación, Pat O´Briens, emplazado en un edificio histórico construido en 1791 como vivienda privada, y posteriormente se convirtió en el primer teatro español de Estados Unidos.
De vez en cuando recuerdo con Alejo, el mejor compañero posible para este viaje, las experiencias vividas, las personas que conocimos, todo lo que aprendimos y las risas que nos echamos ya que como dijo Hans Christian Anderse: viajar es vivir.